La reforma procesal laboral obligará a empresas a contratar sin ‘etiquetas’
Uno de los grandes cambios de la Reforma Procesal Laboral tiene que ver con la discriminación en el trabajo. El artículo 404 enumera 14 formas de discriminación, como sexo, raza, estado civil, discapacidad, etc. Este es el mayor reto desde el punto de vista humano. Una ley no cambia nuestra forma de pensar, pero la diferencia está en la sanción.
Ahora será importante valorar los procesos de reclutamiento y las personas que participan, pues habrá una gran responsabilidad en la ejecución de los cambios. Será fundamental abrir las puertas –y la mente– a trabajadores que usualmente no se hubieran considerado, por algún prejuicio o etiqueta.
Me atrevo a decir que nuestro índice de desempleo mejoraría si se valoran candidatos por sus aptitudes y habilidades y no por etiquetas: “que si es mayor de 40 aprende lento”; “que si es millennial no le gusta trabajar duro”, “que si es mujer se incapacita”, etc. Ya hay empresas promoviendo la incorporación de personal que tradicionalmente no hubieran contratado y están viendo los beneficios. Es un proceso que requiere esfuerzo, pero sobre todo ver más allá: ver a seres humanos y su potencial individual.
Del lado del colaborador, ahora no se deberá buscar un empleo por la condición de hombre, mujer, mayor o menor de tal edad, etc., sino en función de sus capacidades, y sin perder de vista lo que el mercado requiere para actualizarse. Para los trabajadores, esta es una gran oportunidad de mostrar lo que son y que las etiquetas no funcionan, sino que cada individuo puede darse a valer por su experiencia, competencias y valores. Empresarios: recuerden que organizaciones como Cinde y el INA pueden apoyarlos con programas. Además, piensen en que entre las mismas organizaciones debe haber colaboración y compartir experiencias sobre este nuevo reto y, por qué no, hacer alianzas que permitan compartir candidatos, buenas prácticas y lecciones aprendidas.