¿Perderé el trabajo?
Si se queda ahí, esperando, la corriente de la gente más preparada, más competitiva, más estratégica le arrasará laboralmente hablando. Vivimos un momento en donde sobrevivir en el trabajo es (y será) un reto.
Soy economista así que lo que ha pasado esta semana con el tipo de cambio lo veía venir, me da un poco de cólera, tristeza y a la vez frustración. Leía por ahí a un exprofesor: “lo del dólar es como la espera de una cabeza de agua en un río: los que saben alertan (se preparan), muchos no creen porque ven el río tranquilo -y aunque esté lloviendo en la montaña-continúan como si nada pasara…luego viene la fuerza incontenible de la cabeza de agua y las desgracias suceden, pueblos y gentes son arrastradas”.
Ante el contexto actual laboral, pienso que mantenerse vigente laboralmente es como el tema del tipo de cambio en Costa Rica esta semana. Uno puede anticipar y prepararse, o hacerse el loco como que nada va a pasar. Si se queda ahí, esperando, la corriente de la gente más preparada, más competitiva, más estratégica le arrasará laboralmente hablando.
Vivimos un momento en donde sobrevivir en el trabajo es (y será) un reto
Si usted busca seguridad en el trabajo por lo que los otros hagan o no hagan, está frito porque se ponen en una situación de pasividad, metafóricamente lo llevan en bus, no va usted conduciendo. La seguridad en el trabajo creo que depende mucho más de usted, de lo que usted cree y no verlo, aceptarlo y trabajarlo con tiempo, es un error.
Creo que ya sea que usted tenga su propio negocio o sea un empleado, la única forma de sobrevivir y florecer en el nuevo mundo laboral actual (nacional e internacional), es pensar y actuar como un emprendedor: su negocio es su carrera.
Usted está a cargo de usted mismo, usted es el dueño de sus servicios donde debe no solo llenar, sino exceder las expectativas, debe adaptarse a las necesidades cambiantes del mundo laboral, debe trabajar para mantenerse competitivo y además preocuparse por ofrecer algo único y especial.
El poder de decir no
Una vez que usted se de cuenta de que está a cargo de su carrera, dejará de sentirse como una víctima. Usted está en el negocio de desarrollarse usted mismo: ¿cuánto invierte en su desarrollo? Proporcionalmente como parte de su presupuesto, en tiempo en su calendario, en pensamiento, en su propia estrategia personal, ¿cuánto? Si no invierte nada, ya es tarde, debe ponerse a hacer algo, como para ayer. Cuando la gente no invierte en sí misma y su desarrollo de carrera, pero invierte en consumo suntuario, a mí me da un poco de frustración. Si usted no piensa en usted como un emprendedor de sus propios servicios personales ¿quién lo hará?
¿Cuáles son sus activos?
¿Cuáles son sus talentos especiales? ¿En qué es usted sobresaliente? ¿Qué tipo de experiencia relevante tiene que ofrecer? ¿Cuál es su nivel de productividad? ¿Cuánto logra en un día en relación con otras personas en su mismo puesto? ¿Cuál es su actitud hacia el trabajo? ¿Ética laboral? ¿Es de los que van más allá? ¿De qué resultados se siente especialmente orgulloso(a)?
¿Qué debe hacer para mantenerse vigente de acuerdo a las respuestas anteriores?
Su valor es lo que usted trae-aporta-brinda en el trabajo, cultivar su valor es su empresa.
Tener opciones lo pone en el asiento del conductor de su propia carrera, ¿qué puede empezar a hacer ya?:
- Trate de ordenarse financieramente (siempre hay formas de bajar el consumo suntuario)
- Utilice su trabajo para enriquecer su cv (cada proyecto y reto laboral, es una oportunidad para desarrollar competencias que no tenía antes)
- Cambie su actitud negativa o poco constructiva si es algo que lo caracteriza
- Desarrolle conocimiento. Hay cursos (algunos hasta gratis), hay idiomas que aprender, hay también entrenamientos que tal vez ha estado postergando, no debería hacerlo más
- Usted debería ser el mayor interesado en cerrar la brecha para esa promoción profesional. Por ejemplo, usted ansía ser gerente, jefe, coordinar, pero ¿qué tan buen líder es usted? ¿cuánto se ha preparado para gestionar a otros?
Ya sé que algunos no leerán esto con agrado. Algunos podrán criticar, estar bravos, enojados. Pero, esta columna, no es para criticar al gobierno, a los diputados, al plan fiscal, a los sindicatos, o a nadie.
Esta columna va para el ciudadano común y corriente que se siente impotente y que teme por su futuro. No, no es para dar soluciones mágicas, porque esas no existen para los problemas complejos.
Esta misma semana me reuní con una excliente que me comentaba como su papá, cuando ella era pequeñita, trabajaba en un banco estatal y fue despedido muy cerca de su edad de jubilación. Ese hombre, sin trabajo y con una familia que mantener, no se puso a tomar alcohol para ahogar sus penas, a llorar, no se puso a culpar a todos, ni a demandar a nadie, no tuvo tiempo (ni energía) para eso. Seguramente con todo el miedo y la frustración que muchos podemos sentir con una familia a las espaldas, sin trabajo y ya entraditos en años, hizo uso de sus recursos personales para sacar un emprendimiento adelante.
El Financiero