LA IGNORANCIA ES TAN GRANDE QUE LOS LADRONES NO ROBAN LIBROS!
En un mundo donde lo material parece tener más peso que lo intelectual, donde el brillo de las posesiones inmediatas eclipsa el tesoro silencioso de los libros, nos enfrentamos a una realidad alarmante: la ignorancia es una forma de pobreza más devastadora que la carencia económica.
Es triste pensar que aquellos que roban lo hacen con la esperanza de obtener algo que les proporcione satisfacción instantánea, pero, paradójicamente, ignoran aquello que podría cambiar sus vidas para siempre: el conocimiento. Un libro no solo es una fuente de letras y páginas, es una ventana hacia nuevos horizontes, una puerta a mundos desconocidos y una herramienta para transformar mentes. Sin embargo, muchos no lo ven así, pues viven atrapados en una realidad que no les permite valorar lo que no ofrece una recompensa inmediata. No se trata de un objeto físico que queda sin tocar, sino del poder que queda sin ser liberado. Los libros pueden enseñar, inspirar y ofrecer oportunidades infinitas. No obstante, en muchos casos, permanecen olvidados, mientras las personas buscan lo material, sin darse cuenta de que en cada página no leída hay una posibilidad desperdiciada.
Es un llamado a la conciencia, a darnos cuenta de que, si deseamos un futuro mejor, debemos comenzar a valorar lo que realmente tiene el poder de cambiar nuestra realidad. Tal vez el mayor robo de todos no es el que hacen los ladrones, sino el que hacemos cuando ignoramos el potencial transformador del conocimiento. Los libros, al fin y al cabo, no son solo para ser poseídos, sino para ser leídos, entendidos y vividos.
Jorge Gutiérrez Guillén