Carta abierta a un empresario (o gerente que actúa como si lo fuera)
Seguramente más de uno de ustedes en algún momento de su actividad empresarial incluyó en la nómina a familiares y/o amigos. Es probable que si lo hizo, pensó en la confianza que le da el tener a un miembro de su familia / amigo cercano apoyándolo en el negocio. ¿Antes de ello, usted se preguntó si la persona tiene las competencias que se requieren para el puesto que ocupa? La respuesta a esta pregunta es crucial, y necesita que ella se base en un análisis de competencias y conocimientos y no en un aspecto emocional.
Al igual que en el caso anterior, es probable que su equipo de trabajo lo integre personal con poca experiencia en el negocio, pero (ojalá) con ganas de aprender. ¿Podría decir que quien sabe más de su negocio es usted? Si al analizar la estructura de su negocio y las competencias de su equipo nota que quien más conoce del negocio es usted, entonces debe empezar a hacer cambios.
¿Es usted de las personas que está permanentemente en la calle cerrando negocios, en contacto con sus clientes, proveedores, aliados, etc.? Si además le pasa lo que en el párrafo anterior, recuerde que usted está dejando dentro del negocio gente con menos conocimiento, experiencia y por tanto, menor capacidad de acción que usted. Probablemente nadie tomará decisiones importantes hasta no consultarle, y si usted no está entonces nadie tomará acción, lo cual demora el proceso de decisión y eventualmente genera pérdida de oportunidades de negocios.
Sobre todo lo anteriormente comentado, le pido que reflexione sobre tres cosas: (i) la confianza es importante, pero el conocimiento es fundamental. Trate de equilibrar ambos y de no ser posible, oriéntese por el conocimiento. (ii) Rodéese de gente inteligente, con conocimientos y experiencia que usted no tenga. Es más, trate de que el equipo lo supere en todo; ya que cuando quiera hacer cambios, tendrá un grupo con quien podrá discutirlos y le aportarán comentarios valiosos y retadores en vez de reverencias complacientes. (iii) Delegue. Tómese el tiempo de conocer a su equipo, hable con ellos, no crea todo lo que le dicen. Escuche con atención a todos, no solo a los que les tenga más confianza. Si llega a conocer a su equipo, y confirma su capacidad, en ese momento será capaz de delegar decisiones complejas (y no solo trivialidades) sabiendo que se tomarán de forma eficaz (o al menos sin temor), y que la operación seguirá su ritmo de funcionamiento, esté usted o no en el negocio.
Recuerde, todos nos equivocamos, incluso usted. Lo importante es lo que aprendimos de nuestros errores.
Fuente: El Financiero