Como ser Padre de un adolecente
Los adolescentes pueden ser difíciles de cuidar, ya que están expuestos a muchas cosas nuevas, como las drogas, la violencia, etc. También pueden estar desarrollando ideas y opiniones propias, y sus personalidades pueden estar cambiando. Si quieres saber cómo lidiar con todo esto y ser un buen padre para un adolescente, entonces este artículo es para ti.
Comunicación. Muchos padres dejan de tratar de mantener un vínculo con sus hijos después de cruzar algunas palabras duras. La mejor forma de mantener la relación es seguir tratando de comunicarte con tu hijo. No te rindas si por lo general no funciona; de vez en cuando funcionará. Pero ten cuidado de no ser agresivo.
Siempre tienes que estar disponible para hablar con tu hijo y darle consejos. Si tu hijo adolescente siente que puede ir contigo y que siempre lo apoyarás en todo, es más probable que se abra contigo. Puede parecer tonto, pero realmente es de mucha utilidad. No sólo la relación con tu hijo mejorará, sino que será más probable que estés enterado de lo que está haciendo y lo que está pasando por su mente. Así que, asegúrate de apoyar a tu hijo y de ser accesible siempre. No lo juzgues ni lo sermonees por cometer errores. Los errores son una parte muy importante de la vida. Con razón, el dicho «vive y aprende» es muy popular. Sé comprensivo cuando haya cometido un error y ayúdalo a encontrar la solución, a aprender la lección del error, a evitar estos errores en el futuro, a reconocer el proceso equivocado de pensamiento que lo condujo a tomar la decisión equivocada, etc.
No compares a tu hijo adolescente y a ti mismo de formas como: «¿Por qué no podemos ser más como ____?» Los adolescentes no pueden ser perfectos en esta etapa; tienen que lidiar con mucho más de lo que sus padres piensan. La adolescencia es muy estresante, ya que los adolescentes tienen que tener tiempo para terminar la tarea (para que los padres no se enojen por las notas malas), mientras equilibran la vida social. Los adolescentes tienen que lidiar con otras cosas también, como vivir tratando de no ser influenciados, no salir con gente «mala» y lidiar con los chismes. La lista es interminable.
Dale a tu hijo adolescente un descanso. De vez en cuando, tu hijo podría perder el control, causando gritos o discusiones contigo. Algunas veces lo hará para protegerse. Por ejemplo: si piensas que está haciendo algo malo y le das un gran sermón, es propio de la naturaleza adolescente estar a la defensiva y no admitirlo. A nadie le gusta estar equivocado (ni siquiera a los padres). Otras veces, puede estar tratando de hablar contigo, pero es difícil comunicarse con un padre que constantemente esté gritando. Algunas veces puede decir cosas como: «Tú no entiendes», porque realmente lo siente de esa forma. Si pasa eso, trata de buscar un amigo o alguien a quien tu hijo pueda hablarle.
Mantente al tanto. Si es fácil mentirte y engañarte, los adolescentes van a aprovecharse de ti. Además, si no tienes idea de lo que está pasando en la vida de tu hijo, podrían estar ocurriendo grandes cambios y tú ni te enteras. Así que, mantente al tanto. Asegúrate de saber siempre dónde está tu hijo y de que en realidad esté donde dice que está. Tienes que saber con quién anda y también en qué equipos y clubes deportivos está involucrado. No te dejes engañar y no dejes que te mienta; no aceptes todo lo que sale de la boca de tu hijo adolescente. Algunos padres piensan que sus hijos adolescentes nunca les mentirían, pero podrían sorprenderse.
Establece reglas básicas y asegúrate de que las obedezca. Si empiezas a crear reglas cada cinco segundos, tu hijo se va a confundir y las cosas se te saldrán de las manos. Así que, crea tus reglas y condiciones básicas, y explícaselas con claridad a tu hijo. Asegúrate de que tu hijo las obedezca. Si tiene que terminar la tarea antes de ir a cualquier lugar, asegúrate de que realmente lo haga. No seas débil, sé estricto pero justo con las reglas.
Castiga la mala conducta y asegúrate de que el castigo sea eficaz. Si castigas a tu hijo quitándole el equipo de sonido cuando tienen un iPod que puede llevar a todas partes, las cosas no van a funcionar muy bien. Quítale algo que sabes que sólo tiene uno. Quítale sus privilegios. Asegúrate de dominar el arte del castigo; no castigues a tu hijo durante medio año porque olvidó hacer sus tareas; tampoco le prohíbas la televisión durante una semana si destrozó la casa de alguien. Asegúrate de que los castigos se ajusten a las faltas.
Premia el buen comportamiento. Si tu hijo mejora bastante en una materia, prémialo. Si hace algo bueno sin que se lo hayan pedido, recompénsalo. Obviamente, no tienes que salir a comprarle un auto cada vez que haga algo bueno, pero si tu hijo hace algo verdaderamente bueno, prémialo. Permítele tener una fiesta si por lo general no tiene permiso para eso; o cosas por el estilo. Si se trata de algo más pequeño, no tienes que hacer algo grande, pero asegúrate de elogiarlo. Unos cuantos premios significan bastante.
Sé justo. Si eres un padre justo, es más probable que tu hijo obedezca las reglas. Asegúrate de establecer siempre reglas justas y de tomar en cuenta siempre su versión de los hechos. No asumas automáticamente que hizo algo malo y no lo castigues injustamente. Si eres justo, probablemente el comportamiento de tu hijo será mejor. Sin embargo, no dejes que te presione.
Mantén una actitud positiva. En lugar de decirle a tu hijo: «No estás haciendo un buen trabajo», o «espero más de ti», intenta decirle algo así como: «Me gusta que hayas hecho eso, pero ______». Decirle a tu hijo que no es lo suficientemente bueno o cosas por el estilo no sólo daña su autoestima, sino que hace que se sienta aún más estresado y enojado. Los elogios ayudan enormemente.
Bendiciones a todos los padres en su día