¿Debe el Banco Central Cambiar la Meta de Inflación del 3%?
Desde 2016, la meta de inflación del Banco Central de Costa Rica (BCCR) se mantiene en un 3%, con un rango de tolerancia de ±1 punto porcentual. Sin embargo, de enero de 2016 a octubre de 2024, la inflación interanual solo estuvo dentro del rango en el 26% de los meses. Esto ha llevado al BCCR a cuestionarse si esta meta sigue siendo adecuada, considerando las tasas de inflación de los principales socios comerciales y el comportamiento reciente de la economía costarricense.
Opiniones de los Especialistas
- Mantener la meta actual:
- Fernando Naranjo (Cefsa): Considera irrelevante cambiar la meta mientras no se cumpla consistentemente.
- Adriana Rodríguez (Acobo Puesto de Bolsa): Apoya la meta actual, calificándola de «saludable» y destacando que tasas más bajas podrían sacrificar el crecimiento económico.
- Modificar la meta hacia la baja:
- Freddy Quesada (INS Valores): Cree que Costa Rica tiene espacio para metas más bajas, pero señala la necesidad de una política monetaria más efectiva para lograrlo.
- Rodrigo Cubero (Expresidente del BCCR): Argumenta que una meta de inflación más baja, como el 2%, alineada con los socios comerciales, sería razonable en el contexto postpandémico.
Implicaciones de Cambiar la Meta
- Credibilidad y política monetaria:
- Ajustar la meta podría percibirse como una adaptación a resultados externos en lugar de ser consecuencia de políticas monetarias efectivas, lo que podría cuestionar la independencia del BCCR.
- Según Rodríguez, un cambio mal gestionado podría generar incertidumbre sobre la capacidad del Banco Central para controlar la inflación.
- Impacto en el crecimiento económico:
- Naranjo advierte que bajar la meta en un contexto de desaceleración económica podría agravar el desempleo y limitar el crecimiento.
- Expectativas a futuro:
- Quesada sugiere que una meta más baja enviaría un mensaje de estabilidad económica y menor inflación en el largo plazo.
Evolución de la Meta de Inflación
El esquema de metas de inflación inició en 2008 con un valor central del 8%, que fue reducido gradualmente:
- 2009: Bajó a 5%, en línea con las tendencias internacionales.
- 2014: Ajustada a 4%.
- 2016: Establecida en 3%, donde se mantiene hasta la fecha.
El BCCR continúa analizando desde 2019 si es necesario modificar esta meta para alinearla con la realidad económica actual y las tendencias internacionales.
El debate sobre la meta de inflación refleja el desafío de equilibrar la credibilidad del Banco Central, el crecimiento económico y la estabilidad de precios. Cualquier decisión deberá considerar no solo los datos históricos, sino también las condiciones externas y la capacidad del BCCR para implementar políticas que fortalezcan su efectividad y credibilidad ante los agentes económicos.
Nuestro comentario:
El debate sobre si el Banco Central de Costa Rica debería ajustar la meta de inflación del 3% toca aspectos fundamentales de la política monetaria y su impacto en la economía. Por un lado, mantener la meta actual brinda estabilidad y continuidad, elementos clave para generar confianza en los agentes económicos. Sin embargo, la baja consistencia en alcanzar esta meta (solo un 26% desde 2016) pone en duda su pertinencia en el contexto actual. Cambiar la meta hacia la baja, como sugieren algunos especialistas, podría reflejar un ajuste necesario para alinearse con los principales socios comerciales y las tendencias globales, pero no está exento de riesgos, especialmente si se percibe como una admisión de que las políticas internas no están logrando los objetivos.
Lo más relevante es que esta discusión no solo afecta la política monetaria, sino también la percepción de estabilidad económica del país. Una meta de inflación más baja podría ser un mensaje positivo en términos de control inflacionario y estabilidad a largo plazo, pero también podría implicar mayores restricciones para la política monetaria, afectando el crecimiento económico en un momento de desaceleración. Por ello, cualquier decisión debe basarse en un análisis exhaustivo y en un proceso de consulta amplio, donde se balanceen las necesidades internas de la economía costarricense con las presiones externas, buscando un enfoque que beneficie tanto a los consumidores como a los sectores productivos.