Inflación en EE.UU. sube al 3% y complica los planes de la Reserva Federal (Banco Central de EE.UU.)
La inflación en Estados Unidos aumentó por cuarto mes consecutivo en enero, alcanzando un 3,0% en 12 meses, según informó el Departamento de Trabajo el 12 de febrero. El aumento de la inflación fue mayor de lo esperado porque los precios de la energía y la vivienda subieron más de lo previsto. Además, el consumo en EE.UU. sigue siendo alto, lo que mantiene la presión sobre los precios. Aunque la Reserva Federal ha elevado las tasas de interés para frenar la inflación, estos factores han evitado que los precios bajen más rápido. Entre ellos, el aumento en los precios de la energía y los costos de vivienda fueron más pronunciados de lo previsto, impulsando el índice general al alza. Además, el consumo interno en EE.UU. se ha mantenido fuerte, lo que ha generado una mayor presión sobre los precios. Los analistas esperaban una reducción más rápida de la inflación en respuesta a las tasas de interés elevadas impuestas por la Reserva Federal, pero estos factores han impedido una caída más acelerada. lo que refuerza la incertidumbre sobre los futuros movimientos de la Reserva Federal (Fed, banco central de EE.UU.) respecto a las tasas de interés.
¿Cómo se mide la inflación en Estados Unidos?
La inflación en EE.UU. se mide a través del Índice de Precios al Consumidor (IPC), que refleja el cambio en los precios de una canasta de bienes y servicios que las personas compran con frecuencia, como alimentos, vivienda, energía y transporte. También se calcula la inflación subyacente, que excluye los precios de los alimentos y la energía debido a su volatilidad, con el objetivo de obtener una medida más estable.
El IPC es calculado por el Departamento de Trabajo de EE.UU. y su variación mensual y anual sirve como referencia clave para la política monetaria de la Fed. Si la inflación sube demasiado, la Fed aumenta las tasas de interés para desacelerar el consumo y el crédito; si baja demasiado, puede reducirlas para incentivar la economía.
Presión sobre la Fed y el mercado financiero
El incremento inflacionario podría llevar a la Fed a mantener sin cambios su política monetaria actual, con tasas de interés situadas entre el 4,25% y el 4,50%. El banco central ha reiterado que su meta es que la inflación se mantenga en un 2% a largo plazo, lo que significa que los recortes en las tasas podrían retrasarse hasta que los precios muestren una desaceleración más marcada.
Impacto político y reacciones
El presidente Donald Trump atribuyó el aumento de la inflación a la administración anterior de Joe Biden, afirmando en su red Truth Social que «la inflación de Biden subió». Sin embargo, economistas y analistas han señalado que otros factores, como la volatilidad en los precios de la energía y la política monetaria global, también han influido en la inflación. Además, la Reserva Federal ha mantenido una política de tasas de interés elevadas para controlar el aumento de los precios. Esta situación podría influir en la campaña presidencial de 2024, donde la economía y el costo de vida son temas clave para los votantes.
¿Cómo afecta esto a los consumidores?
El aumento de la inflación significa que los precios de bienes y servicios siguen subiendo, reduciendo el poder adquisitivo de los hogares. Además, si la Fed mantiene las tasas de interés altas, pedir préstamos para comprar una casa, un carro o financiar un negocio será más caro, lo que podría frenar el crecimiento económico.
¿Cómo afecta la inflación en EE.UU. a Latinoamérica?
Cuando la inflación sube en EE.UU., la Fed suele aumentar las tasas de interés, lo que hace que el dólar se fortalezca frente a otras monedas. Esto puede encarecer las importaciones de bienes y servicios desde EE.UU., afectando a las economías de la región. Sectores como el comercio y la industria manufacturera en América Latina podrían verse particularmente perjudicados, ya que dependen en gran medida de insumos y maquinaria importados. Un incremento en los costos de producción podría traducirse en precios más altos para los consumidores y menor competitividad en el mercado internacional. Además, el sector exportador podría enfrentar una reducción en la demanda de productos latinoamericanos debido a una posible desaceleración de la economía estadounidense. Además, los inversionistas pueden optar por invertir en EE.UU. en lugar de hacerlo en países latinoamericanos, lo que puede reducir el flujo de inversión extranjera. Esto puede afectar el empleo y el crecimiento económico en la región, ya que menos inversión significa menos financiamiento para proyectos de infraestructura, innovación y expansión empresarial. Sectores como la manufactura y los servicios pueden ver una disminución en la generación de empleo, lo que afecta directamente la estabilidad económica de los países latinoamericanos. Además, una menor inversión extranjera puede reducir la capacidad de los gobiernos para financiar programas de desarrollo y asistencia social.
¿Y en Costa Rica?
Para Costa Rica, el alza de la inflación en EE.UU. podría impactar el tipo de cambio y el costo de vida. En situaciones similares anteriores, el colón ha mostrado fluctuaciones significativas frente al dólar. Por ejemplo, en el período 2021-2022, cuando la inflación en EE.UU. superó el 8%, el tipo de cambio en Costa Rica pasó de aproximadamente 620 colones por dólar a más de 700 colones, encareciendo bienes importados y aumentando el costo de vida. Una apreciación del dólar también encarece el pago de deudas en dólares, afectando tanto a empresas como a ciudadanos que tienen préstamos en esta moneda. Por ejemplo, una familia costarricense que adquirió un préstamo en dólares para comprar una vivienda vería aumentadas sus cuotas mensuales debido al incremento en el tipo de cambio, lo que reduciría su capacidad de gasto en otros bienes y servicios. De igual manera, una empresa importadora que compra materia prima en dólares podría enfrentar mayores costos de producción, lo que la obligaría a subir precios o reducir personal para mantener su rentabilidad. La historia reciente sugiere que un aumento en la inflación estadounidense podría generar presiones adicionales sobre el tipo de cambio en Costa Rica, impactando directamente el poder adquisitivo de los costarricenses. Un dólar fuerte haría más caros los productos importados, desde alimentos hasta electrónicos. También podría encarecer los préstamos en dólares, afectando a quienes tienen deudas en esta moneda.
Además, una desaceleración económica en EE.UU. podría reducir el comercio y la inversión extranjera en Costa Rica, así como el turismo proveniente de ese país. Las remesas enviadas por costarricenses en EE.UU. también podrían verse afectadas si el costo de vida en EE.UU. sube y limita la cantidad de dinero que los emigrantes pueden enviar a sus familias.
Perspectivas a futuro
Fuentes consultadas: El Financiero, Departamento de Trabajo de EE.UU., Reserva Federal, Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Central de Costa Rica (BCCR), The Wall Street Journal, Truth Social.
Jorge Gutierrez Guillen
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