Tomar Decisiones: Como Aprender a Nadar en el Mar de la Incertidumbre

Por Jorge Gutiérrez Guillén,

Tomar decisiones es como aprender a nadar en el mar abierto: al principio, puedes sentir que estás a merced de la corriente, que las olas te desestabilizan y que en cualquier momento puedes tragar agua o incluso cansarte hasta el punto de querer rendirte. Pero con cada brazada, descubres cómo mantenerte a flote y ganar confianza en el proceso. En el mar de la vida, no existe un camino seguro ni una certeza absoluta. Sin embargo, cada pequeño avance, cada tropezón, y cada decisión es una oportunidad para mejorar y crecer.

La experiencia personal me ha demostrado que el progreso no siempre viene de la perfección, sino del movimiento, del valor para lanzarse a lo desconocido. Recuerdo, hace exactamente dos años, cómo esta idea se volvió vital para mí: el reconocido gastroenterólogo Dr. Pablo Coste me diagnosticó un grave problema de salud y pronosticó un tiempo de vida limitado. “Jorge”, me dijo con firmeza, “si en este momento te ofrecen un trabajo en Guanacaste donde te paguen cinco millones por un fin de semana, cuéntalo como el último. No sobrevivirás.” Mi mente no podía procesar lo que escuchaba; me sentí como en ese mar, desorientado, tratando de flotar en medio de un oleaje de pensamientos y emociones. Pero esa experiencia me hizo más fuerte. Aprendí a vivir cada día con mayor propósito y a enfrentar mis decisiones con la seguridad de que, aunque no siempre tendría el control, podía nadar hacia mis metas.

Si eres de los que temen dar el paso y comenzar algo nuevo, imagina cada decisión como un encuentro con ese vasto mar. A veces, no verás el fondo; a veces, el oleaje será fuerte y te sacudirá, pero cada esfuerzo, cada decisión, te hace más resistente. Como dicen, uno debe aprender a sentirse cómodo en medio de lo incómodo, pues es ahí, en esa zona de incertidumbre, donde reside el verdadero crecimiento. Y, por sobre todo, es ahí donde el espíritu de resiliencia toma forma.

La resiliencia es nuestra habilidad para enfrentar los desafíos, adaptarnos a las dificultades y, sobre todo, seguir adelante. Al igual que nadar en el mar, la resiliencia se construye con cada brazada que damos, con cada pequeña victoria y con cada lección aprendida de los errores. Esta capacidad de sobreponernos, de no dejarnos vencer por las adversidades, es lo que realmente nos permite llegar lejos, incluso cuando el panorama parece oscuro.

Tomar decisiones no es algo que se domine de la noche a la mañana. Es un proceso que se fortalece con la experiencia, y en muchas ocasiones, con algún que otro error. En la vida, no decidir es quedarse en la orilla, viendo cómo otros se atreven a navegar. Quizás ellos no siempre acierten, pero están avanzando, están explorando nuevas aguas y encontrando su propio camino.

Cada error es una lección, un paso hacia una mayor claridad. Si en este momento dudas, si temes dar el paso hacia algo nuevo, recuerda que avanzar siempre implica un poco de riesgo. Sin embargo, son esos pasos los que nos permiten descubrir hasta dónde somos capaces de llegar. Como bien dice Christian Bonner, el éxito es el resultado de muchas pequeñas decisiones valientes, decisiones que, con el tiempo, nos enseñan a enfrentar las olas con mayor seguridad y a descubrir qué tan lejos podemos nadar.

Ahora, quiero que te preguntes: ¿estás listo para lanzarte al mar de la incertidumbre? ¿Qué decisiones has pospuesto? ¿Qué oportunidades has dejado pasar por miedo al fracaso? Comparte tus experiencias y pensamientos sobre cómo enfrentas tus decisiones. Tal vez hoy sea el momento perfecto para sumergirte en lo desconocido, para confiar en que encontrarás la forma de flotar y avanzar.

¡Es momento de actuar, de nadar, de aprender y de crecer! La vida es ese mar, y nos enseña a nadar si estamos dispuestos a sumergirnos en ella.

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